Ella empezó a ser consciente de la gran cantidad de plástico que consumía a diario y lo perjudicial que es para nuestro planeta.
El plástico estaba en todas partes.
Después de hacer algunos cambios en su vida, como la compra de alimentos de origen ecológico y de kilómetro 0 o la fabricación de algunos productos de higiene, seguía habiendo mucho plástico en su vida.
Poco a poco fue haciendo más cambios y así llegaron los estropajos y esponjas de lufa, los jabones sólidos o los discos desmaquillantes reutilizables, entre otros.
Con su casa casi libre de plásticos, quiso dar un paso más. Ser parte de la solución con un mayor compromiso. Por eso nace Alma Eko, para poder compartir con más gente sus descubrimientos, inspirar y contagiar a más almas Eko.